Doctor, hay
algo muy común en la Guardia Civil que me desorienta sobremanera, y la verdad
es que nunca he sido capaz de entenderlo. Se trata de la adjudicación de
méritos.
Prácticamente desde que ingresé en este Cuerpo he venido observando que es habitual que se falseen los partes finales en los que se relatan los servicios de mérito realizados, y la verdad, doctor, no entiendo el porqué. Creo que no hay nada más fácil, cuando se cuenta el resultado positivo de una investigación, que decir quiénes fueron los que participaron en el desarrollo del servicio, indicando lo que realmente hizo cada uno de ellos. Es así de sencillo.
Mire, doctor, en mi grupo, por ejemplo, en el desarrollo de las investigaciones, desde el principio hasta el final, participamos todos. Siempre. En primer lugar, con la información recibida en el grupo, el oficial dice qué operación tiene que iniciarse, y a partir de ese momento hay dos guardias que se encargan de las escuchas telefónicas, mientras que el resto de los guardias realizan las vigilancias y seguimientos sobre los objetivos siguiendo las instrucciones de los guardias de las escuchas. Con la regularidad que indique el juez que lleve el caso, uno de los guardias encargados de las escuchas redacta los informes correspondientes de todo lo que va acaeciendo durante la investigación para entregarlos en el Juzgado, basándose tanto en las conversaciones grabadas como en los informes operativos que redactan los guardias que están trabajando en la calle. Lo normal es que el final de la operación sea la consecuencia de alguna noticia clave escuchada por los guardias en los teléfonos intervenidos o detectada por los guardias que realizan las vigilancias y seguimientos, y a partir de ese momento lo más frecuente es que los mismos guardias lleven a cabo las detenciones y los registros domiciliarios, y que, finalmente, también esos mismos guardias, sean los que confeccionen el atestado o los atestados correspondientes y entreguen los detenidos en el Juzgado. Así es la historia, doctor, ni más ni menos.
Y una vez concluido todo, cuando por fin todo está hecho, aparece de nuevo el oficial y se encarga de hacer el parte. No sé quién es el responsable de lo que ocurre a partir de ese momento, pero según cuentan, doctor, el oficial en cuestión recibe instrucciones concretas "desde más arriba" para que en el parte aparezca, no la verdad en lo que a participantes se refiere, sino una ficción en la que figura un número de guardias siempre inferior al de los que realmente han participado en el servicio, es decir, la mayoría de las veces se queda fuera del parte final al menos un tercio de los guardias, al mismo tiempo que, "por imperativo legal" -lo digo con ironía, doctor- el oficial tiene que estar siempre el primero en los susodichos partes.
No es que me importe demasiado, doctor, que después de un servicio importante se apunten los primeros en el parte uno o dos oficiales que se han limitado a ordenar que se inicie la investigación, sin más, y que apenas han escuchado conversaciones telefónicas ni han profundizado en el análisis de la operación, que no han dirigido ni han trabajado las vigilancias ni los seguimientos, que no han redactado un solo informe, que no han hecho una sola detención, que no han realizado un solo registro, que ni siquiera han redactado lo más importante del atestado y que tan sólo tienen una ligera idea de lo que ha sido el desarrollo de la investigación... Lo que realmente me importa es que para que esos oficiales estén ahí arriba en el parte, a la espera de la medalla o la felicitación, haya otros compañeros, pobres guardias, doctor, que sí han escuchado muchas conversaciones, que sí han analizado los pormenores de la operación, que sí han trabajado en vigilancias y en seguimientos, que sí han redactado informes, que sí han hecho detenciones, que sí han realizado registros y que se saben hasta la marca de calzoncillos que usan los detenidos... Pero desgraciadamente, doctor, éstos son unos guardias a los que nadie les reconocerá nunca su mérito.
¿Por qué falsean los méritos, doctor? ¿Quizá por eso lucen siempre tantas medallas? ¿Es eso el honor, doctor?
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