Me estoy
dando cuenta, doctor, de que ahora empiezo a ver cosas que antes no veía, y
supongo que esto se debe al paso de los años que, junto a los naturales
achaques, siempre suelen traer consigo la experiencia necesaria para llegar ver
la luz... o a veces la oscuridad. Le digo esto, doctor, porque desde hace unos
días estoy pensando en un asunto que suele darse por bueno pero que no acaba de
encajar en mi sentido de la lógica ni de la justicia. Me refiero, doctor, a las
dietas que nos dan a los miembros del Cuerpo cuando realizamos servicios que
exigen comer o dormir fuera de casa.
Vaya por delante, doctor, que, como le dije en la última sesión, acepto y reconozco que la jerarquía es imprescindible para el buen funcionamiento de cualquier organización, y que también quede claro que considero justo el que los sueldos de las personas que tienen más responsabilidad sean más altos que los del resto, pero lo que no acabo de ver del todo claro es la diferencia en el cobro de las dietas.
En numerosas ocasiones, doctor, he tenido que salir fuera de mi residencia por asuntos de servicio con un oficial o con un suboficial, y desde el momento en que salimos hasta el momento en que regresamos, todos hacemos exactamente los mismos gastos: Comemos en los mismos restaurantes, dormimos en los mismos hoteles y pagamos exactamente lo mismo unos que otros, pero sin embargo, y por esos mismos gastos, el oficial y el suboficial cobran más que el guardia. ¿Es eso justo, doctor?
Quiero suponer, doctor, que quizá estas diferencias estén pensadas para que oficiales, suboficiales y guardias vayan a hoteles y restaurantes distintos según su categoría, de modo que si, por ejemplo, un oficial o un suboficial y un guardia viajan juntos y tienen que quedarse a comer fuera de la residencia, que cada cual se busque un restaurante según lo asignado en su dieta o, en caso de que coman en el mismo, que uno pueda pedir solomillo y el otro huevos fritos con patatas, ¿pero usted cree que eso es justo, doctor?
La cuestión es que, hoy por hoy, se considera lógico que los oficiales y los suboficiales, por el hecho de serlo, tengan un estómago más selecto y voraz que los guardias, pero eso no es cierto, doctor, y usted, como médico, tiene que saberlo. Lo realmente cierto es que cuando todos cobramos las dietas y hacemos las cuentas en relación con lo que en su día nos gastamos por razones de servicio, lo habitual es que a los oficiales les sobre dinero y sin embargo a los guardias quizá les falte. Ésa es la realidad y ésa es, a mi entender, la injusticia, doctor.
¿Realmente ellos tienen derecho a comer más y mejor cuando estamos de servicio, doctor? ¿Quizá ellos tienen más desgaste por el trabajo realizado? ¿O es que en verdad sus estómagos son distintos?
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