jueves, 30 de junio de 2011

Todavía hay mucho que contar, doctor

Me dice usted, doctor, que es imprescindible que, aparte de contarle mis sueños, también le hable de mí y de mis circunstancias en mi trabajo para que pueda usted elaborar los oportunos análisis y de ese modo llegar a acertadas conclusiones, y sinceramente creo que ya lo estoy haciendo a pesar de que a usted no le parezca suficiente.
Es cierto que es mucho lo que aún me queda por contar, y puede estar seguro, doctor, de que lo seguiré haciendo, porque aparte de que sé que es necesario para el buen fin de su labor conmigo, la verdad es que también a mí me viene muy bien verbalizar mis frustraciones, pero tiene que comprender, doctor, que en mi trabajo hay cosas que deben mantenerse en el limbo de los justos y que todo no voy a poder contárselo.
Ya sé, doctor, que usted supone que treinta años en un grupo de investigación policial dan para mantener demasiadas cosas en ese limbo de los justos del que le hablo, y que sin esa información quizá no pueda usted llegar a las conclusiones más acertadas para ayudarme, pero tiene que entenderme… Además usted sabe muy bien que sólo se sale del primer círculo de Dante tras la redención, y hasta el momento, doctor, ni ha habido huerto de los olivos ni ha habido cáliz ni tampoco ha habido Gólgota.
De todos modos, doctor, yo creo que tenemos que darle tiempo al tiempo porque, sin necesidad de tener que llegar al limbo, es todavía mucho lo que me queda por contar y estoy convencido de que será de gran utilidad para usted y, por ende, también para mí.

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