Me quitan
la productividad, doctor. Suele ser habitual que los que estamos destinados en
grupos de investigación cobremos la productividad porque de ese modo, dicen, se
compensan las horas que podamos hacer de más y también se compensan las
nocturnas y las festivas que nunca nos pagan, pero lo cierto es que no siempre
cobramos esa extraña e indefinible productividad.
Si tiene uno la mala suerte de verse en la obligación de hacer un cursillo oficial de lunes a jueves o si ha de irse de permiso urgente tres días porque, por ejemplo, operan a su padre o a su hijo, sus posibilidades de que le paguen la productividad de ese mes son mínimas, aunque de los treinta días haya trabajado veintisiete con su correspondiente carga de horas extras, nocturnas y festivas. Y lo peor de todo, doctor, es que, en ocasiones, incluso habiendo trabajado todo el mes completo, también dejemos de cobrar la productividad porque, según ellos, no hay para todos... Curioso, ¿no es así, doctor? Es muy curioso que no haya para todos; con lo fácil que sería repartir lo que hay.
Me bajan el sueldo, me aumentan las horas de servicio innecesariamente y me quitan la productividad sin un motivo coherente... ¿Es eso justo, doctor?
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